El Tomismo no es tan sólo una realidad histórica. Debemos, sin duda, estudiado históricamente como las otras doctrinas de la Edad Media y de todas las edades. Pero (en cierto sentido) como las otras grandes metafísicas de la Edad Media y de todas las edades y, absolutamente hablando, más que todas ellas, en un título eminente porque las reconcilia a todas, sobreponiéndose a ellas en una síntesis absolutamente trascendente, contiene una substancia que domina al tiempo por su universal repercusión. Responde a los problemas modernos en el orden especulativo; y en el orden práctico pone una virtud formativa y liberadora en orden a las aspiraciones e inquietudes del tiempo presente.